miércoles, 1 de febrero de 2012

Crónica de un almuerzo de navidad en un tren de cercanias


Y finalmente tuvimos Cena de Navidad. No podía ser de otra manera como todo grupo de amigos que se precie. Desgraciadamente echamos de menos a gente que no pudo asistir a tan emotivo encuentro por problemas de agenda. En definitiva, no éramos todos los que somos pero si fuimos todos los que estuvimos.
La mañana del 16 de diciembre fue una jornada de estres para todos los asistentes en función de la labor asignada en cuestión de logística: Pepa, la que customizaría el vagón con cadenetas y espumillón, Lidya y Sandra quienes comprarían las viandas, a Macarena la dejamos exenta y un servidor el encargado de todo lo líquido. Previamente ya habiamos reservado los asientos de cuatro del vagón número 2. Todos estariamos juntitos para degustar y darnos el homenaje que mereciamos. Con todo ello, llegamos a la estación con un poco de prisa y nerviosismo ya que hacía falta un trabajo en cadena perfecto para optimizar el tiempo de estancia en el vagón y por consiguiente la duración de la Comida Navideña. Nada más aparecer el tren procedente de Pedrera, todos nos acercamos al andén deseando ser los primeros en subir y comenzar a desempaquetar, abrir, cortar, repartir vasos y bebidas, ....y...Efectivamente, Pepa no nos había fallado y tenía nuestro "reservado" perfectamente ambientado en plan navideño: Villancicos en el portatil, tiras de espumillón, ...Una vez abierto los primeros fiambres, queso, jamón, fuet, la empanada, las magníficas gambas del Eroski, aceitunas, patatas, ...se dio por comenzada nuestro particular almuerzo en el tren.

Macarena, Pepa, Lidia, Sandra y yo degustamos los manjares que habiamos comprado. Incluso nos dío tiempo antes de llegar a Marchena para repartirnos los regalos de "amigo invisible". A mi me toco una hucha (que ya he comenzado a llenar) y un colgante atrapa espíritus que seguro que ayudará en estos tiempos. Hasta la primera parada en Marchena todo fue un poco estresante debido aque Macarena se tenía que bajar y tan solo disfrutaría de la comida y el encuentro el friolero  tiempo de quince minutos.


No obstante dio tiempo para tomar una cervecita, probar algunas gambas y un trozo que otro de empanada gallega antes de que se bajara nuestra marchenera. A partir de ese tramo todo se relajó un poco ya que teniamos al menos tres cuartos de hora para liquidar lo que nos quedaba. Los viajeros de nuestro habitáculo y los que pasaban por el mismo sonreian y se quedaban con la boca abierta ante una iniciativa tan particular. Y nosotros mientras tanto, tan felices y solo faltaron perdices. Hubo tiempo para el champagne y el Ferrero Roché antes de que Sandra se despidiera en Dos Hermanas.
Lo dicho, os espero a todos el próximo diciembre y si alguno falla es porque ha cambiado a mejor (que lo dudo...). Ahí van las fotitos.



El resto, Pepa, Lidia y yo aguantamos hasta la misma Santa Justa para recoger los restos y airear un poco el olorcito a gamba de bolsa que dejamos. Al bajar, no dudamos en inmortalizarnos los tres bajo el cartel de la estación mientras brindabamos. El año que viene, repetiremos (D.M) y seguro que después de este exito tendremos que solicitar que Renfe, nuestra querida Renfe, flete un vagón estra para el evento. Ya vereis. Esto es viral y solo ha hecho comenzar.


2 comentarios:

  1. No me lo puedo creer!! Tan esperadas fotos!!, no han defraudado Benjamin.....seguro que con esa manera de despedir el año, este nos va ir estupendamente....ni crisis ni leches!!
    La verdad es que nos salió bien a pesar de las prisas eh?

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  2. que bien lo pasasteis .Me hubiera gustado haber compartido ese momento con vosotros .No me olvido de mis compis de viaje.Besitos.Ruth

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